El estrés de la vida cotidiana pasa factura: a menudo nos acelerados, hacemos una cosa detrás de otra, casi siempre viviendo en el pasado o en el futuro. Es difícil vivir en el aquí y en el ahora.

En la era de la distracción, de sobre estimulación informativa donde las nuevas tecnologías pueden ser armas de distracción masiva, debemos recuperar la habilidad de la atención a través del entrenamiento: meditación, actividad física, contacto con la naturaleza y la buena alimentación deben de adquirir hoy más protagonismo en nuestra vida.

Nuestra mente no para de hablarse así misma, es el conocido "diálogo interno", esta "cháchara" que juzga, critica (incluso a nosotras mismas) se preocupa...

A veces nos cuesta dormir, o simplemente dormimos mal, y llegamos a tener una deuda con nuestro sueño.

Nuestra respiración no fluye, parece bloqueada, pendiente de un hilo...

Todo esto parece que forma parte de nosotros, pero nos tiene que quedar claro: no nos pertenece, nuestro estado natural es el bienestar,  y no la infelicidad o estados de estrés. Tenemos todo el derecho del mundo a vivir en paz y armonía y a alcanzar estados de bienestar físico y emocional.