El siguiente paso para una autoevaluación precisa consiste en reconocer tus dotes.Esto puede no resultar fácil, pues en nuestra cultura occidental está mal visto que una persona sé de reconocimiento.Además de esta prohibición cultural, se pueden tener experiencias en la familia que hagan más difícil el aprendizaje de cómo darse reconocimiento.

Durante su infancia y adolescencia muchas personas experimentan centenares deinteracciones como esta:

María: ¡He sacado un 8 en el examen de matemáticas!Padre: Podría estar mejor, veamos en qué fallaste, tienes que estudiar más para la siguiente ocasión.Javier: Mamá, he dejado la habitación muy limpiaMadre: A ver, tu mesa de estudio tiene un montón de tratos encima, y no has quitado el polvo de la estantería como te dije.

Debido a este condicionamiento cultural y familiar puede resultar difícil darse reconocimiento a uno mismo. A veces puede incluso experimentarse como peligroso,como si alguien pudiese derrumbarte acto seguido.Ahora es el momento de ser audaz, indagar, y dar reconocimiento a todo cuanto hay apreciable en ti.

Vuelve al Inventario de Autoconcepto que realizaste en la Parte 1 del curso y escribe en una nueva hoja todos los aspectos marcados con un signo positivo.

Además, mira los aspectos de tu “Lista de debilidades revisada” en los que anotaste sus dotes correspondientes. Si alguna de estas dotes no figuran en tu Lista de dotes,añádelas ahora.

Ahora tómate unos minutos para leer lentamente tu Lista de dotes, e intenta pensar en otras cualidades o capacidades especiales que no has citado. Piensa en los cumplidos que te han hecho, recuerda pequeños éxitos, todo lo que has superado y aquello por lo que te has interesado. Incluye todos los premios y distinciones conseguidos.El siguiente ejercicio te ayudará a recordar algunas de las cosas que aprecias en ti misma/o.Piensa durante unos momentos en las personas a las que más has querido o admirado.¿Qué cualidades son las que te impulsan a sentir afecto o admiración?

¿Qué te hace realmente querer a alguien?

Escribe en un papel aparte todas esas cualidades que más has apreciado en esas personas.A continuación utiliza esta lista como instrumento de introspección.Repasa lentamente la lista de cualidades y pregúntate cuáles de estas cualidades se dan en ti.Busca ejemplos de tu pasado o presente.

Puedes sorprenderte al encontrar que muchas de las cualidades que te impulsan a cuidar y respetar a los demás, también son aplicables a ti mismo/a.Incluye estas cualidades en tu Lista de dotes.

Repasa una vez más tu lista de dotes

Vuelve a escribir tus dotes en frases completas, utilizando sinónimos, adjetivos y adverbios.

Retira todos los “cumplidos forzados” y cambia las virtudes expresadas en negativo por expresiones en positivo.

Por ejemplo, “no necesito maquillaje” puede ser transformado en “tengo un bonito color natural”. “Divertida” podemos desarrollarlo como “Tengo un fino sentido del humor que los demás captan”. “Independiente” se puede desarrollar como: “En momentos realmente importantes puedo recurrir a mi misma y ser enérgica y resolutiva".

Has pasado muchos años recreándote y puliendo tu lista de cualidades negativas. Date ahora tiempo para tu lista de cualidades positivas. Recréate en ellas. En determinados aspectos que te agraden particularmente de ti puedes volcarte y explayarte más.Es necesario que te vuelques en tu lista de cualidades positivas, para contrarrestar tu tendencia natural a rebajar tus dotes y centrarte en tus aspectos negativos.

Reconocimiento de tus dotes